Libro: Estampas Jachalleras
Carlos Herrera Varas:
Nació en el Departamento Felipe Varela de la Provincia de La Rioja el 10 de marzo de 1922. Curso sus estudios primarios en la Escuela Nacional N’ 28 en Guandacol.
Se radicó en Huaco en el año 1938 realizando actividades comerciales junto a su padre Elías Herrera de origen sirio.
En el año 1948 contrajo matrimonio con doña Natividad Jesús Tello con quien tuvo seis hijos que se desempeñan en distintas actividades profesionales.
Desde joven ejerció el periodismo en medios de la provincia de San Juan y de Capital Federal como “Noticias Gráficas”, “Clarin” y la Revista “Así”. Durante cincuenta años fue corresponsal de Diario de Cuyo. Esta empresa fue quien estimuló la publicación primaria de sus notas permanentes como “Estampas Jachalleras” y “Tortitas Jachalleras”, las que tuvieron muy buena recepción en el mercado lector. En el esplendor de LV 1 Radio Colón se desempeñó como corresponsal de Jáchal en el programa “Informadísimo” que conducía el periodista Lucho Román
Durante veintiún años fue tesorero de la Municipalidad de Jáchal en los periodos 1952 - 1982. Habiendo ocupado entre 1958 al 1962 una banca en la legislatura sanjuanina en representación de Jáchal.
Desde 1982 se encuentra jubilado desempeñándose actualmente en el medio periodístico “El Nuevo Diario” con la publicación de sus “Tortitas Jachalleras” en forma semanal.
A los 84 años esta es su primera publicación que pone a criterio de los lectores el rico lenguaje regional que caracteriza a los jachalleros junto a sus personajes.*
Palabras Liminares
Se ha dicho que publicar un libro es como tener un hijo, porque sin duda alguna, ambos acontecimientos generan similares inquietudes en el autor del primero y en el padre del segundo. También se ha dicho que “no hay hijo fiero pa la madre” a lo que por extensión podemos agregarle “ni libro malo pa su autor” aunque la realidad, como en el caso de esta modesta compilación de notas periodísticas que entregamos a la consideración pública, desmienta o se contradiga con el agregado del dicho.
La paternidad requiere una serie de condiciones tales como madurez, responsabilidad, solvencia económica y muchas veces ella se adquiere solo por un acto de absoluta irresponsabilidad paternal lo que también se da, en sorprendente similitud, con la autoría de muchas publicaciones, como la presente por ejemplo...
Tras este introito en el que se mezclan en insólita ensalada conceptos biológicos y literarios, debemos dar una mínima explicación que justifique esta aventura seudo cultural, ya que no es cuestión de cometer el ilícito y quedarse muy pancho como perro que ha dau guelta la olla...
Jáchal es un departamento con un rico y denso pasado tanto en lo cultural como en lo económico, elaborado él por hombres y mujeres cuyos rasgos sobresalientes fueron su intrepidez, su audacia y alto sentido de responsabilidad así como su sentido heroico de la vida, lo que les permitió construir, en un medio adverso y hostil, un presente pletórico que luego transmitieron a sus descendientes.
De esos hombres y mujeres excepcionales son nietos bisnietos o tataranietos los actuales pobladores de la “ínsula” jachallera, los cuales heredaron la modestia y humildad de sus antepasados pero también el estoicismo para enfrentar, sin desmayos ni claudicaciones, a la adversidad que viene ensañándose con ellos desde hace tiempo, como fruto de desacertadas políticas aplicadas en la conducción del destino argentino.
Rescatar para el conocimiento y el reconocimiento la vida y obra de estos humildes jachalleros, herederos de aquellos otros que en el pasado “hicieron” el departamento y que ellos ahora tienen la responsabilidad de mantenerlo en el presente y lanzarlo mejorado hacia el porvenir, ha sido la intención de las notas periodísticas que, bajo el título de “Estampas Jachalleras” nos viene publicando, con una generosidad que agradecemos, el importante matutino sanjuanino “Diario de Cuyo”.
Es deseo sacar del anonimato a estos hombres contemporáneos que, cada uno de ellos desde la actividad que ejerce o ha ejercido, está haciendo su aporte laboral, fecundo y responsable, para un mejor destino jachallero. Para ellos, por cierto, va el homenaje de estas “Estampas” que hemos tenido la audacia de coleccionar en el presente tomo, el que entregamos a la consideración de los lectores con toda modestia y con fervoroso pedido de disculpas.*
Villicum del Cerro
Edición Estampas Jachalleras
(19/02/89)
Nuestro corresponsal en Jáchal, señor Carlos Herrera Varas, ha recopilado y editado sus “Estampas Jachalleras”, que viene publicando en nuestras columnas con el sugestivo seudónimo de “Villicum del Cerro”.
La edición ha sido hecha allá, en “su” Jáchal, como muestra de artesanía pero con buen gusto. Quizás sea esta la primera edición literaria realizada en aquella ciudad, lo cual, quiera o no, es un adelanto y abre una nueva perspectiva, aunque ahora esto de editar libros es cada día más difícil y antieconómico.
Herrera Varas es un periodista, veraz y objetivo, sin melindres ni arabescos literarios pero con una personalidad original que transmite a los personajes de sus estampas, haciéndolas transparentes. Corporiza cada personaje tomando de él aquellas aristas que más se destacan y que mejor pueden definir un estilo, una manera de ser o un modo de enfrentar la vida con filosofía “jachallerana”.
Este escritor que ha buscado la manera de poder ofrecer el fruto de su ingenio testimoniado en la “Estampas” para que queden resguardadas para la posteridad en un volumen, dedica todo su tiempo a esta actividad en la que DIARIO DE CUYO es un mentor y el exponente de su natural ingenio.
Quienes lo siguen en estas “Estampas” o ya en su sección semanal de “Tortitas jachalleras” sabrá del ingenio y la picardía ingenuos y sin malicia que pone en sus escritos. Creemos que solamente en aquella tierra, donde hay tiempo para todo porque la vida transcurre en otra dimensión y con otro ritmo que acá, en este complejo ciudadano cercano al frenesí nacional, puede darse ese ingenio que es fruto de largas observaciones de costumbres y hábitos para descubrir en unas pocas palabras o en un inadvertido gesto lo más recóndito del humorismo y la picardía. Se llega así a ser un Quevedo, es decir, una manera de ver la vida y a sus personajes desde un ángulo muy original y subjetivo que no está a la vista para todos.
La edición de “Estampas Jachalleras” tiene un mérito superior por esas y muchas otras razones y bien merece leerse y guardarse como un dulce recuerdo que mañana, quizás, será ya una añoranza.
Jáchal es una tierra muy singular con originales perfiles en la sufrida personalidad de su habitantes, siempre llenos de promesas y vacíos de realidades, pero que por eso, quizás, se sienten más aferrados a su tierra y a su manera de ser.
Nosotros admiramos a su tierra y a sus hombres, a sus mujeres, tan femeninas y guapas, admiramos la paz de sus campos, la transparencia de su cielo, sus tardes largas y silenciosas, sus amaneceres naturales, sin artificios, donde es posible que nos despierte el lejano canto bronco de un gallo. Nos seduce su tranquilidad y muy especialmente la lealtad de sus habitantes por su amada ínsula. Por todo ello y por muchas más emociones que siempre hemos sentido en nuestro espíritu cuando hemos andado por sus caminos, recordamos a Jáchal con verdadero cariño como si aquello fuera nuestro solar nativo.
Herrera Varas se ha criado gozando de todas las viejas virtudes de ese pueblo que perfila a través de sus originales personajes con semejanza a un escultor. Así tiene que ser, por otra parte, cuando un escritor que, además es periodista, tiene que dar forma a los secretos de una personalidad que está más oculta que visible.
Nosotros lo felicitamos por su edición de “Estampas Jachalleras” y por su audaz voluntad de trascender en algo que es un documento sentimental y literario, que ayudará a comprender a su gente y a sus desairados gestos frente a la vida, llena de encantos pero sufrida a la vez.*
Francisco Salvador Montes.
Director Diario de Cuyo
El “Negro Manrique” un huaqueño pa´ la historia
(22/12/80)
“Cada comarca en la tierra tiene un rasgo prominente...” Sostiene la conocida y poética expresión. Tales rasgos definitorios o caracterizantes, pueden ser de orden geográfico, humano, climático o estar referidos a costumbres, personajes y detalles o aspectos típicos. Algunos de ellos tienen tanta significación o trascendencia en el medio, que no se puede concebir a éste sin aquellos. Tal es el caso de don Carlos Mario Manrique, de Huaco, a quien más se le conoce por la cariñosa denominación de “El Negro Manrique”, sin duda alguna, a raíz del color oscuro de su piel, circunstancia cromática debido según la explicación del huaqueño personaje, a que cuando era muy chico sus padres, en un descuido, lo dejaron bastante tiempo expuesto al sol quemante de los valles de don Buena, lo que habría producido una alteración glandular que oscureció su cutis de por vida... Eliminando la blancura y belleza originales...
Don Negro Manrique es un calificado docente sesentón, poseedor de toda la gracia y simpatía del mundo, integrado al paisaje, a la geografía y a todos los “quehaceres” de la gente del valle “de los verdes alfalfares y el huerto en flor...” En el que naciera allá por el año veinte y tantos para darle “brillo y esplendor” a Huaco, la tierra de don Buenaventura Luna, “ese muchacho huaqueño al que tal vez hayan oído nombrar alguna vez...”
Poseedor de un agudo y cáustico sentido del humor, sabe dar definiciones y respuestas rápidas y originales que provocan la más espontánea hilaridad del auditorio, el que se solaza en escucharle festejando sus oportunas “salidas”. Tiene Manrique un apasionado amor por todo lo tradicional y su mayor orgullo lo constituye la circunstancia de ser el iniciador, el “pater noster” de la Fiesta de la Tradición en Jáchal, la que tuvo su génesis allá por el año 1962 gracias a la preocupación de este huaqueño auténticamente enamorado de todo lo nacional.
Con los magros recursos existentes entonces, constituía una verdadera proeza materializar la escenificación del poema de don Buenaventura Luna “El Fogón de los Arrieros”, allá en plena Cuesta de Huaco, en un escenario natural y agreste que confería al espectáculo, junto con un fantástico verismo, épicas resonancias.
Pero así, con todo lo difícil que resultaba por ejemplo, caracterizar a más de 150 criollos con los uniformes adecuados, la fiesta se hacía, siempre exitosamente, gracias al esfuerzo y a la gravitación de este criollo huaqueño y de toda la gente que le acompañaba en la folklórica intención.
Docente calificado del que sus alumnos conservan siempre el recuerdo más grato, recitador gauchesco de primera cuyo concurso resulta indispensable en las fiestas criollas jachalleras, coreógrafo, consejero sentimental, curandero es, en Huaco un personaje que sin duda alguna habrá de figurar destacadamente en la historia del distrito. Junto con su “tía Serafina” a la que menciona siempre en sus dichos ocurrentes...
VILLICUM DEL CERRO
“Pedrito, alma de pájaro”
Jáchal, esta tierra que a veces se presenta árida, hosca, huraña y reseca, pero siempre amplia y generosa porque nos permite practicar una convivencia pacífica, solidaria y cristiana, en la que nadie es más que nadie y donde todos, cada uno en lo suyo, estamos tirando hacia adelante el carro para ver si lo desempantanamos, tiene, como todas las comunidades de sus características, una fisonomía propia dada por una serie de circunstancias y de hechos, entre ellos por sus personajes típicos, los que contribuyen a caracterizan la región. Don Carolino Figueroa, con su aguda sagacidad, don Justo Castro, el legendario “Ojo Negro” y “Tolito” Veragua, ya fallecidos los tres, el “histórico” lechero Don Jácome, a quien le va siempre muy bien “mientras el río traiga agua clara”, don Negro Manrique, el humorístico huaqueño y muchos otros, así como El Portezuelo, abierto siempre en simbológica fraterna actitud, las tortitas jachalleras y los viejos molinos de la región, tipifican la fisonomía lugareña, la que ya no se puede concebir sin ellos.
Pedrito Dante Muñoz es también un típico personaje de la geografía regional. Tiene 25 años de edad y una bella sonrisa que ilumina el paisaje cada vez que Pedrito la esboza para, como la poetisa chilena, “agradecerle a la vida que me ha dado tanto...” A los dos años de edad una aguda poliomielitis le inutilizó ambas extremidades inferiores las que, desde ese momento, quedaron en una absoluta inmovilidad y puede decirse que prácticamente desde entonces mismo, el infortunado niño comenzó una titánica lucha para superar la infausta circunstancia que lo condenaba a no poder caminar durante toda su vida. Y Pedrito Dante Muñoz ganó ampliamente la batalla contra la adversidad, la que le infirió una derrota en lo físico pero no pudo contra el espíritu vigoroso, vital y optimista de ese muchacho jachallero que diariamente se desplaza por las calles ciudadanas, en su “Cadillac último modelo”, como él mismo dice humorísticamente, repartiendo optimismo y fe en un verdadero ejemplo para los que, en su plena integridad física, viven en una disconformidad e inutilidad permanente. Se siente feliz de estar vivo y de poder darse el gusto inmenso y la generosidad infinita de regalar sonrisas a diestra y siniestra, así como de poder hacer sentir la bondad enorme de su solidario corazón.
Podría pensarse que Pedrito, como cariñosamente lo llama todo el mundo en Jáchal, constituye una carga para sus familiares, dado su agudo impedimento físico pero, cuán equivocados están quienes así piensan... Pedrito Dante Muñoz no se considera ni quiere ser un obstáculo para nadie y es así como diariamente se gana el sustento para sí mismo y para ayudar a su familia, para lo cual se desempeña como ayudante en talleres mecánicos, donde se le encomiendan tareas adecuadas a sus posibilidades. Aparte de ellos cobra una pensión nacional “que me la hizo dar, cuando era intendente de Jáchal, don Gringo Godoy, un hombre muy generoso que me ayudó mucho”. Se manifiesta muy agradecido del actual diputado Salas y del Club de Leones, así como “de Alfredo González, ese hermoso loco lindo que me arregló el Cadillac y que siempre está dispuesto, con sus locuras, a serle útil a los necesitados”. También está muy reconocido de Lito Manrique “quien me da trabajo en su taller”.
Una profunda afinidad espiritual le ha hecho íntimo amigo del joven poeta jachallero Carlos Atampiz Quarta quien, en el libro que recientemente ha publicado, le dedica a Pedrito, “mi amigo que vive en un mundo de ruedas”, un bello poema titulado, precisamente como esta nota: “Alma de Pájaro”. Será quizás porque Pedro, en contraposición de su estado de obligada inmovilidad, sueña con mundos de aladas fantasías, con bandadas de pájaros en vuelo...? Tal vez , aunque Pedrito más que de fantasías, vive de realidades concretas luchando cotidianamente con la vida, para alcanzar una superación que busca mientras canta cada mañana, como si fuera un himno litúrgico... “Gracias a la vida, que me ha dado tanto...”
VILLICUM DEL CERRO