Justicia: Tarde pero llega
Por Ernesto Simón
Un día de dignidad
El 22 de diciembre del 2010, el país ha pasado a ser un poquito mejor. Más digno, más sincero, menos hipócrita. En fin: más humano. El Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba condenó a la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua a los represores asesinos Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez, quienes fueron juzgados junto con otras 28 ex militares imputados, por considerarlos “penalmente responsables en concurso real” de delitos de lesa humanidad cometidos durante el último gobierno militar. Se los acusó de cometer tormentos y asesinatos cometidos en la Unidad Penitenciaria Nº 1 del barrio de San Martín, en la jurisdicción del III Cuerpo del Ejército entre abril y septiembre de 1976. El tribunal ordenó el “inmediato alojamiento” de Videla en cárcel común. Por su parte, solicitó una revisión médica a Menéndez para “determinar si se encuentra en condiciones” para cumplir la condena en una cárcel provincial. Durante su alegato, el desgraciado de Menéndez había afirmado que “hubo una guerra y que los subversivos marxistas, por orden de la Unión Soviética y su sucursal americana, Cuba, querían someter al país a su sistema”.
Un poco de historia para ser sinceros
El fallo confirmó así la quinta cadena perpetua contra Menéndez y la segunda contra Videla. Recordemos algo que el imaginario K se niega a reconocer: la primera condena a prisión perpetua que recibió Videla fue durante el gobierno de Raúnl Alfonsín, a mediado de los años 80, en la recordada condena a la Junta Militar responsable del proceso. Esta jugada fuerte le costó a Alfonsín una serie de intentos de golpes de Estado para destituir la flamante democracia que estrenábamos por aquellos años. Muchos que hoy esgrimen su pasión por los derechos humanos, en aquel entonces se borraron cuando el presidente Alfonsín fue jaqueado por los carapintadas y otros sectores de la línea dura de las Fuerzas Armadas.
Los condenados
En el proceso que ayer dio a conocer su sentencia en la entrañable provincia de Córdoba, se juzgó a los sujetos en cuestión por el secuestro y asesinato de 32 presos políticos, como así también por secuestros y torturas contra un civil y cinco miembros del entonces “Departamento de Informaciones Policiales”. Este debate oral y público había comenzado el 2 de julio. Se desentrañó la causa por la muerte de 31 presos políticos alojados en la UP1. Además contempló secuestros y torturas en contra de un civil y cinco miembros del entonces Departamento de Informaciones Policiales (D2), sindicados como “infiltrados” en las organizaciones revolucionarias en 1976.
Una historia infinitamente triste
La Historia argentina, digo, es infinitamente triste. En este país las cosas parecen haber sido hechas a contrapelo de todo. ¿Se nace para sufrir o se sufre para ver nacer algo alguna vez? La respuesta está flotando en el aire. El suceso histórico que se vivió durante las sentencias leídas en Córdoba, no exime al gobierno de otras oscuridades que en su momento la historia se encargará de aclarar. Será justicia.